8/3/08

¿Existo o no existo? Alto grado de estupidez...

¿Una referencia a Descartes tal vez?

Este tipo de expresiones aparece a cada momento; inmiscuyéndonos en una discusión muy "diplomática" acerca de un robo nunca cometido que terminan en... otras intenciones que parecen muy claras, "¡Señora!":



Uno de los cuentos en los que la participación del lector se vuelve esencial para llegar a comprenderlo a fondo, y disfrutar con su lectura.

Lo que más me sorprende de este cuento es la poca importancia que se le pone a las razones de ser de las circunstancias, el porqué de que se den de tal forma u otra. Lo que le da un toque de humor sin sentido.
Por ejemplo la lluvia que llega dada la incomodidad: "naturalmente", tal como se va; o el automóvil que llega tan solo por ser "un personaje interesantísimo en la comedia moderna". O más absurda aún, la excusa con la cual la señora se acerca al joven...

A la vez, está la paradójica forma en la que los personajes manejan la situación en la que se encuentran: La señora está hasta avergonzada de tener que pedirle con tanta amabilidad las joyas al joven que supuestamente las robó. Y el joven juicioso y aterrado, que trata de persuadirla para que piense lo contrario; mientras en su interior piensa las cosas más ridículas que alguien puede imaginarse:
"Estupidez definitiva: "¿La mato o no la mato? ¿Estoy loco o está loca? ¿Qué hora es? ¿A donde voy? ¿Hay un amigo tras la noche o un enemigo? ¿Quién es esta mujer? ¿He robado o no he robado?".".
Una muestra más del cinismo y el humor negro característico del autor.

Pero el mayor logro de este cuento, es la forma en la que Palacio pone tan implícitas las cosas sobre lo que realmente sucede. Tal como en "Las mujeres miran a las estrellas"; introduciéndonos en la escena. Nos presenta lo que se esconde bajo la superficie, solo que sin necesidad de mencionárnoslo.

Iván Suárez Arias 09-03-2008

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