Al leer algunos de sus cuentos distingo un humor negro al resaltar deformidades en los personajes de una manera un poco cómica y oscura a la vez como por ejemplo en “La Doble y Única Mujer” en la parte que explica cuando comienza a reventar una de sus cabezas por las llagas que tenía, a parte de ya estar descrito que era dos mujeres a la vez porque tenia 2 cabezas, 4 brazos, 4 senos, 4 piernas y doble columna hasta la altura de los omóplatos. En otra de las obras como es “El Antropófago” explica como un hombre sería visto y criticado por la sociedad si el Antropófago se comiera su nariz diciendo:
“¡Ya lo veo con su aspecto de calavera! ¡Ya lo veo con su miserable cara de lázaro, de sifilítico o canceroso! ¡Con el ungüis asomando por entre la mucosa amoratada! ¡Con los pliegues de la boca hondos, cerrados como un ángulo!”
Claramente podemos observar que se burlade una tragedia satiriza una realidad que puede ser espeluznante para el que lo vive y para el que lo ve.
También puedo encontrar una muy buena interacción con el público al darnos concejos como el “induzca joven” ó “¿No ha comido usted alguna vez carne cruda? ¿Por qué no ensaya? Pero no que pudiera habituarse.”
Pero ya en los últimos cuentos que he leído encuentro un lenguaje mas complejo una trama muy confusa, que al leer es como si Palacio te bombardeara con una lluvia de ideas que a la final une con una frase como en “Una Mujer y Luego Pollo Frito” en donde la única relación que hay del título con la trama es que después de ver a una mujer que ni quería su compadre le invitó un pollo frito.
Francisco Samaniego 24/02/2008
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Expresa aquí tu opinión...