El autor argentino presenta para el lector exigente un trabajo extraordinario dedicado para individuos activos dentro del arte considerado como literatura, sin excluir a los nuevos lectores que pueden ingresar en este mundo resultado de la estética, cuya materia prima es la cultura.
La obra de Cortázar tiene un acercamiento al ámbito surrealista con imágenes o situaciones fantásticas e imaginarias que van destruyendo la realidad formando la mezcla idónea que provoca al lector, introduciéndolo en la narración. Esto se lo puede ejemplificar claramente en Casa Tomada por la descripción de la casa y el anonimato de los invasores que forman una narración interesante en donde nos cuestiona a nosotros sobre la reacción que tendríamos frente a un lugar misterioso en donde somos asediados por seres desconocidos… ¿Qué hacer?
Otro aspecto fascinante es la descripción de las imágenes fantásticas que aparecen en la narración que nos hacen tener nuevas sensaciones al visualizar cada idea. Como en Carta a una señorita en París donde, de una manera original e impresionante, se relata cómo sale de la boca de un ser humano un animal peludo (conejo), describiendo el modo en que el personaje tiene que meter sus dedos en su boca en forma de tenazas para poder recibir al tierno animalito que destruye su vida cada vez en menos tiempo terminando con su suicidio.
“Cuando siento que voy a vomitar un conejito me pongo dos dedos en la boca como una pinza abierta, y espero a sentir en la garganta la pelusa tibia que sube como una efervescencia de sal de frutas. Todo es veloz e higiénico, transcurre en un brevísimo instante. Saco los dedos de la boca, y en ellos traigo sujeto por las orejas a un conejito blanco. El conejito parece contento, es un conejito normal y perfecto, sólo que muy pequeño, pequeño como un conejillo de chocolate pero blanco y enteramente un conejito”.
Por último dos obras que han hecho magnífico el trabajo de Julio Cortázar: La noche boca arriba y La autopista del sur. En estas los elementos utilizados son característicos del autor con un sueño dentro de otro sueño, en la primera narración, y una trama que va de lo civilizado a lo incivilizado, en la segunda. Con una voz narrativa variada en todas sus obras que puede ir desde una primera persona del singular, hablándole a una segunda persona del singular (Carta a una señorita en París), a una tercera persona como voz omnisciente (La noche boca arriba).
David Salcedo C.
(09/05/2008)
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